27 enero 2007

Indul


Luego de derrotar al retorno pensé que no volvería. Pero reaparece y nuevamente siento sus golpes encima. Los soporto. ¿Qué más puedo hacer? El retorno castigador duele y purifica. Mis emociones se vuelven humanas: desesperación, angustia, frustración, pena profunda, pérdida. Todas me abrazan. Y me entregan su esencia un instante.

Antes me habría revolcado con ellas durante días. Pero cuando los golpes cesan y continuan las caricias, aprovecho su debilidad para meterles la mano por la garganta y sacarles las entrañas.

Para que dejen de visitarme deben morir.

Y ahora las tengo agonizantes en mi cama.

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